Gustavo Orué, padre del bebé fallecido este fin de semana en el Hospital Materno Infantil San Pablo, expresó su indignación y dolor al relatar los hechos que, según él, derivaron en la muerte de su hijo por negligencia en la atención que recibió su esposa en el centro asistencial.
Orué explicó que su esposa ya tenía una consulta agendada para el 11 de marzo con su médico de cabecera, pero aseguró que debió haber consultado un mes antes. “En realidad mi señora ya estaba fichada para consultar el martes con su médico de cabecera. El caso es que debió consultar el mes anterior”, afirmó. Sin embargo, ella no pudo acudir el mes anterior porque su doctora estaba de vacaciones y le reprogramaron la fecha para marzo.
Cuando llegaron al Hospital San Pablo, la situación tomó un giro preocupante. En agendamiento le dijeron a su esposa que no estaba fichada. “Allí comenzó a sentirse mal, pidió si no podían darle con otra doctora, porque no podía dejar pasar otro mes”, relató. Sin embargo, le informaron que solo podrían atenderla al mediodía, a pesar de que habían llegado al hospital a las 3 de la mañana.
La salud de la mujer continuó deteriorándose, y finalmente una enfermera la atendió y la trasladó directamente a urgencias. “Le vieron mal, la enfermera le atendió y pasó directamente a urgencia. A mí no me dieron ni el reporte, la alzaron, a mí no me informaron de nada, estuvo cinco horas allí”, expresó con frustración.
El padre también mencionó que la presión arterial de su esposa estaba elevada y que se trató de un embarazo interrumpido, inducido para que ella pudiera dilatar, señalando que el desenlace fue devastador para la familia.
La tragedia ha generado un fuerte reclamo de justicia por parte de Orué y su familia, quienes exigen que se investigue la atención recibida en el hospital. “Es una experiencia que ningún padre debería vivir, y queremos que los responsables respondan”, remarcó.