Según el legislador, la gente en el interior “no está acostumbrada a este sistema” y carece de la “cultura de actualizarse” en materia tributaria, a diferencia de la capital y las grandes ciudades.
Argumentó que muchos pequeños negocios, al pagar su patente comercial, creen que con eso cumplen con todas sus obligaciones. Por ello, Noria le pidió a Orué que realizara campañas de “un mes o quince días” en cada departamento, prometiendo su acompañamiento para que los comerciantes del interior puedan facturar y pagar sus impuestos.
Sostuvo que “no existe un supermercado tan grande” en Curuguaty y que se trataba de un negocio familiar de dos hermanas que llevan 20 años operando.
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Estos negocios sí facturan y “están trabajando bien” y, de acuerdo a la información que maneja, no habían recibido ninguna notificación previa al cierre, a pesar de lo declarado por el director Orué.
Sobre el tono de la llamada, Orué lo calificó de “improperios”, a lo que Noria respondió: “yo soy de una persona que hablo fuerte, no soy una persona que que habla despacio, así que bueno, si él quiere tomar mal, que tome mal, es su problema”.
Respecto a su rol como legislador y la posible “intervención” que podría ser calificado como tráfico de influencias, Noria rechazó que su acción constituyera un “uso indebido”. Argumentó que su motivación fue “ayudar para que el Estado pueda recaudar sin perjudicarle a la gente”.