Según Codas Thompson, aunque aún es prematuro hablar de una doctrina de política exterior de Trump, el presidente de Estados Unidos parece estar operando bajo tres premisas fundamentales que han orientado sus decisiones internacionales.
“La primera es que Estados Unidos ha sido abusado económicamente por mucho tiempo por sus socios y por sus adversarios”, explicó Codas Thompson. Trump fundamentó su estrategia en la idea de que otros países han explotado comercialmente a EE.UU., lo que justificó su agresiva política de imposición de aranceles a productos importados.
El segundo pilar de su visión es que Estados Unidos ha ejercido un rol de policía global por demasiado tiempo, lo que le ha llevado a intervenir en conflictos internacionales sin obtener beneficios directos para su país. Finalmente, la tercera premisa establece que el gobierno estadounidense debe priorizar las demandas de su propia población antes que las necesidades externas.
En línea con su política económica, el presidente Trump inició un proceso de imposición de aranceles aduaneros el pasado 2 de abril, día que él mismo denominó el Día de Liberación Nacional.
En esa fecha, impuso aranceles recíprocos a varias economías, aunque, según Codas Thompson, no existe claridad sobre el criterio utilizado para calcular dicha reciprocidad. “No tenemos la métrica por la cual se hizo el análisis para la supuesta reciprocidad”, afirmó el analista.
La decisión de Trump generó una fuerte reacción en los mercados financieros, provocando una caída de hasta el 20% en la bolsa de valores de Estados Unidos, un debilitamiento del dólar y la reducción en los precios de los bonos del tesoro, indicadores clave para la confianza de los inversores internacionales.
“Estos movimientos indican una pérdida de confianza de los inversores hacia Estados Unidos”, señaló Codas Thompson.
Ante esta situación, el presidente estadounidense se retractó parcialmente de su estrategia, manteniendo los aranceles únicamente contra China, con un incremento sin precedentes del 145%.
En respuesta, China contraatacó con un arancel del 125% sobre productos estadounidenses, lo que generó tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. “China respondió prácticamente con el mismo número”, explicó Codas Thompson.
La escalada de medidas proteccionistas entre ambos países abrió interrogantes sobre el impacto que estas políticas tendrán en el comercio global y las relaciones diplomáticas a futuro.
La administración Trump sigue ajustando su estrategia económica y comercial, en un intento por equilibrar su visión de protección nacional con la necesidad de mantener a EE.UU. como una potencia clave en el comercio mundial.
La comunidad internacional observa con atención los movimientos del gobierno estadounidense, mientras analistas como Codas Thompson advierten sobre las posibles repercusiones de este enfoque en la economía global y la estabilidad financiera del país.