La tragedia ocurrió este domingo, donde tres mujeres fueron asesinadas presuntamente por Blas Ramón Serafini Báez (foto), de 23 años. A medida que se conocieron más detalles, surgieron preguntas sobre las dinámicas afectivas que precedieron al crimen, especialmente la relación que Serafini habría mantenido con Ana Liz Rocío Villalba, una de las víctimas.
Según trascendió, Ana Liz conoció a Serafini mientras él estaba en prisión. Lo visitó regularmente, y tras su liberación, mantuvo el vínculo que rápidamente se volvió intenso. Este patrón, según explicó Riego, guarda similitudes con dinámicas afectivas de alto riesgo.
La especialista habló con profundidad sobre las motivaciones detrás de este comportamiento y señaló que “no hay un solo perfil” que lo explique. Riego explicó que algunos casos derivaron de la idealización, especialmente cuando el vínculo surgió a distancia o por redes sociales. “Como que idealiza, y también como esto de la historia de redención, que yo le puedo salvar, conmigo él es distinto”, afirmó.
En esos contextos, la persona proyectó en el otro un deseo de transformación o de rescate emocional, construyó una narrativa donde el vínculo significó una misión.
La psiquiatra señaló también que la atracción por el riesgo jugó un papel importante. “Es atracción por lo prohibido, porque es transgresor, porque es peligrosa, hay como una descarga ahí de dopamina”, sostuvo.
Según Riego, ese componente de incertidumbre y peligro generó una respuesta emocional intensa en personas vulnerables, y muchas veces amplificó el deseo o la dependencia.
Mencionó que algunas personas crecieron en entornos donde los modelos afectivos fueron inestables o violentos. En esos casos, explicó que se tendió a normalizar el vínculo con personas que reproducen ese tipo de patrones. “Si uno creció viendo una relación así, pensando que eso era amor, entonces uno lo normaliza”, declaró.
Para la profesional, la historia personal y los esquemas aprendidos en la infancia influyeron de manera decisiva en las elecciones afectivas adultas.
La especialista hizo referencia a casos donde las mujeres se relacionaron con hombres extremadamente atentos y afectuosos en el inicio, quienes luego revelaron una personalidad tóxica. “Hay que tener mucho cuidado cuando alguien tan rápido es todo”, advirtió.
Consideró como señales de alerta aquellas situaciones en las que el otro mostró excesiva disponibilidad, promesas rápidas y coincidencias que parecieron forzadas. “Eso a mí es una bandera roja muy importante”, dijo.
Además, Riego destacó el impacto de las redes sociales como medio de contacto entre personas. Recordó el caso de un youtuber argentino que señaló la existencia de un Facebook de presos, donde muchas jóvenes iniciaron relaciones con hombres privados de libertad. Según la psiquiatra, el aislamiento emocional y la vulnerabilidad propiciaron ese tipo de vínculos.
“Cuando uno está vulnerable y la otra persona está disponible, entonces muchas veces uno cae en estas situaciones”, explicó.
La psiquiatra insistió en que estos vínculos resultaron difíciles de romper, incluso para mujeres con gran fortaleza personal. “Cuando se dan cuenta están ya alejadas de los amigos, da vergüenza contar, y uno entra en este círculo de relación tóxica”, concluyó.
Para Riego, el proceso de vinculación debía ser paulatino, y la velocidad en el desarrollo afectivo representó un riesgo considerable.