El momento fue registrado en video y se viralizó por reflejar la destreza y humanidad que definió el accionar del equipo de la Compañía K-13 de Bomberos Voluntarios de San Antonio. “Fueron segundos de pura desesperación”, relató Durán, aún conmovido.
“Estábamos en el cuartel cuando escuchamos bocinazos. Ahí nos dimos cuenta de que venían a pedir ayuda. Cuando salimos, una pareja desesperada ingresó gritando que su bebé no se movía”, explicó.
Al ver a la pequeña totalmente inmóvil, Durán actuó por instinto: “Uno actúa y luego piensa. Ese margen de segundos fue imperceptible hasta para el reloj”. Detalló que, al tomar a la lactante en brazos, los padres le dijeron que la niña había tomado leche, se atragantó, vomitó y empezó a sacar líquido por la nariz. “Ya estaba moradita, sin respuesta”, comentó.
Entonces aplicó la maniobra para desobstrucción en lactantes: “La coloqué boca abajo sobre mi brazo y le di palmadas suaves en la espalda”.
A medida que pasaron los segundos eternos, la bebé comenzó a torcerse. “Eso es señal positiva. Empezó a moverse y a cambiar de color. Por suerte comenzó a respirar”, afirmó el bombero.
Explicó que las maniobras varían según la edad de la persona afectada por asfixia o broncoaspiración. “Para los bebés, hay que colocarlos con cuidado en el antebrazo, boca abajo, y dar palmadas secas pero suaves. El cuerpo de un recién nacido es muy frágil”, advirtió.
Explicó además que esa presión permite que el aire retenido en el estómago expulse el contenido alojado en las vías aéreas, liberando el canal respiratorio.
Cuando la pequeña comenzó a respirar, Durán limpió su rostro con las yemas de los dedos, presionó las mejillas suavemente para abrir la boca y verificó el cambio de color, el movimiento y la entrada de aire. “En el momento que la beba empezó a respirar, te juro que yo también empecé a respirar con ella”, confesó emocionado.