Señaló que el organismo, creado para prevenir la guerra y preservar la paz, ha visto mermada esa capacidad original y hoy no ejerce un liderazgo efectivo en los principales conflictos internacionales.
“Originalmente, el objetivo de Naciones Unidas era la prevención de la guerra y el mantenimiento de la paz. Eso está escrito en los primeros artículos de su Carta”, recordó Codas. Indicó que, si bien con el tiempo la ONU incorporó otras funciones —como cooperación comercial, asistencia alimentaria y metas de desarrollo—, su rol como foro global de debate y resolución de conflictos quedó severamente afectado.
Codas apuntó especialmente al Consejo de Seguridad, principal órgano decisorio en materia de paz y seguridad global, compuesto por los cinco países vencedores de la Segunda Guerra Mundial. “Ese Consejo fue, históricamente, el foro por excelencia para debatir situaciones graves, como la crisis de los misiles en 1962. Pero en conflictos actuales, como la guerra entre Rusia y Ucrania, el Consejo no genera respuestas ni ecos significativos”, advirtió.
El analista consideró que el sistema se encuentra operativamente paralizado, en parte porque los grandes países ya no usan el organismo como canal de diálogo, y eso erosiona la utilidad práctica de la ONU en momentos de tensión mundial.
Codas destacó que la degradación de la ONU afecta directamente a los países más pequeños, que históricamente encontraron en la Asamblea General y otros espacios de Naciones Unidas una plataforma de visibilidad y defensa diplomática. “Nosotros no tenemos hoy una manera efectiva de recurrir a la ONU para buscar intermediación en caso de conflicto bilateral con otro Estado”, lamentó.
Afirmó que la pérdida del perfil original como organismo para la paz, sumado al crecimiento de agencias accesorias, hizo que Naciones Unidas perdiera identidad como mediadora internacional. “No discuto la legitimidad de acciones como el Programa Mundial de Alimentos, pero sí hay una distorsión de la misión central, que era evitar guerras y resolver conflictos”, insistió.
El analista también señaló como un factor determinante el retiro de financiamiento al sistema de Naciones Unidas por parte del gobierno de Donald Trump, que afectó seriamente a numerosas agencias. “Eso achicó el presupuesto y debilitó su peso internacional”, sostuvo.
Advirtió que la posible pérdida de relevancia futura dependerá de si los grandes países deciden o no volver a usar el organismo como el foro de diálogo global que alguna vez representó. “La ONU necesita que sus miembros fundadores recuperen la voluntad política de usarla como herramienta diplomática, y eso hoy no se está viendo”, concluyó.