Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, reflexionó sobre el legado del Papa Francisco tras su fallecimiento este lunes. Valenzuela destacó la cercanía y el enfoque humano que caracterizaron al pontífice, resaltando su capacidad para conectar directamente con las personas y su compromiso con los más vulnerables.
“Un legado muy importante que es el encuentro con las personas de tú a tú, el face to face, el encuentro, el porte latinoamericano que quiere contactar directamente con la persona, quiere saber las cosas así de primera mano, quiere estar allí in situ”, expresó Valenzuela.
El obispo subrayó que Francisco rompió con los protocolos tradicionales del papado, optando por discursos más espontáneos y cercanos. “Creo que es el primer Papa que muchas veces habla más sin papel que con papel. Eso es propio nuestro”, comentó.
Según Valenzuela, esta actitud reflejaba el amor del pontífice por el ser humano y su atención especial hacia quienes vivían en la periferia o eran considerados descartados. “Eso ya te está diciendo que está mirando ese mundo al que normalmente muchas autoridades no tienen tiempo para mirar, no pueden ver o no quieren ver. Sin embargo, él sí", afirmó.
En el ámbito político, Francisco abogó constantemente por la unidad y el fin de los conflictos. "Él siempre velaba por la unidad, fin de la guerra, siempre pedía fin de la guerra. Por favor, háganla fácil y luchamos por la dignidad de las personas, del ser humano”, recordó Valenzuela.
Además, destacó el amor del Papa por la comunidad, una de las razones por las que decidió convertirse en jesuita. "Él no quería estar solo. Entonces se hizo religioso para vivir en comunidad”, explicó.
Valenzuela también compartió anécdotas sobre la relación de Francisco con la comunidad paraguaya durante su tiempo como obispo en Buenos Aires. “Le invitaban para ir a las comunidades de los paraguayos. Y a la Villa 21, como la Villa 31, y allí él celebraba así, bien popular, con esos banderines que ponían los paraguayos a lo largo y a lo ancho”, relató.
El Papa quedó impresionado por las ollas populares y la solidaridad de las familias paraguayas. “Eso le fascinaba a él, cómo lo que llegaban a hacer eso. A nadie le tenía que faltar un plato de comida o un convite”, añadió.
El obispo concluyó recordando la devoción de Francisco por la Virgen de Guadalupe, presente en todas las casas que visitaba. “En ninguna de las casas que él visitaba, no faltaba una imagen de la Virgen de Guadalupe”, comentó.