Giménez aseguró que la delegación paraguaya está al límite de la paciencia, ya que Brasil aún no presentó una narrativa oficial sobre el episodio. “Nosotros estamos por perder un poco la paciencia, porque ha transcurrido bastante tiempo sobre algo que tiene que bajar a la mesa Brasil”, expresó.
Aclaró que Paraguay necesita una respuesta convincente antes de volver a sentarse a negociar. “Necesitamos las explicaciones pertinentes y ya deseamos que eso ocurra en la brevedad, porque el tiempo pasa y ya debemos volver a la mesa”, remarcó.
El ministro reconoció que el gobierno de Lula enfrenta un contexto político complicado que retrasa el pronunciamiento oficial. “Entendemos que hay problemas internos con los hechos acontecidos, y me refiero a que la agencia, evidentemente, también estuvo espiando a ministros o inclusive al presidente del propio Brasil”, detalló.
Según el funcionario paraguayo, esta situación provocó que las autoridades brasileñas se enfrenten a una crisis de confianza institucional, lo cual también impactó en la relación bilateral. “Les está costando bajar una narrativa interesante que nos dé la satisfacción necesaria para poder volver a la mesa con tranquilidad”, añadió.
El ministro rechazó la idea de que el actual congelamiento de la mesa negociadora beneficie a la parte brasileña. “No es cierto tampoco que el status quo esté beneficiando a Brasil, eso es una falacia”, afirmó.
Destacó que Paraguay logró condiciones tarifarias históricas, que permitieron movilizar recursos sin precedentes para proyectos gubernamentales. “Hemos cerrado una tarifa súper conveniente. Lo hicimos por un periodo de tres años, que nunca antes se hizo”, aseguró.
Giménez explicó que ese acuerdo otorga a Paraguay tranquilidad financiera, incluso mientras se mantenga el impasse en la negociación.