Los resultados de la evaluación internacional del Programa Internacional para el Seguimiento de los Alumnos (PISA) han mostrado el bajo rendimiento de los estudiantes paraguayos en matemáticas, ciencias y lectura. Según el informe, Paraguay se ubica entre los últimos puestos del ranking mundial, con un promedio muy por debajo de la media. Óscar Charotti, director ejecutivo de la ONG Juntos por la Educación, analizó las causas y las posibles soluciones de este problema.
Charotti sostuvo que el problema educativo es “bastante complejo” y que requiere “políticas de calidad sostenible a lo largo del tiempo”. Entre los elementos claves para avanzar, ha destacado la importancia de la carrera y la condición docente, que actualmente se basa más en el paso del tiempo que en el desarrollo profesional o la calidad de la enseñanza.
“Es una carrera que se debate entre lo que es un oficio, más que efectivamente una profesión, algo que tiene básicamente tres años de formación inicial, lo cual no necesariamente garantiza estándares de calidad”, afirmó.
Señaló que las condiciones educativas son “tremendamente desiguales”, ya que el 42% de los estudiantes provienen de familias de alto contexto de vulnerabilidad. Según Charotti, este es el aspecto central que PISA pone en evidencia, al mostrar que la condición socioeconómica es el principal factor que explica los resultados educativos.
“En un contexto como el nuestro, tremendamente desigual, mientras que el Estado paraguayo, como garante de la política educativa, como garante del derecho a aprender, no establezca programas compensatorios que igualen las condiciones de acceso, de trayectoria educativa, y garanticen mínimamente aprendizajes significativos, los niños no van a aprender”, manifestó.
Enfatizó además en la cuestión institucional de la educación, que considera uno de los principales factores que no se ha abordado adecuadamente en los últimos 10 años. Para Charotti, es necesario mejorar la institucionalidad educativa, que incluye aspectos como la gestión, la planificación, la evaluación, la rendición de cuentas y la participación social.
“Si queremos mejor calidad en las políticas educativas, necesitamos una mejor institucionalidad. Y la verdad que muy pocos se han logrado ocuparse de esa institucionalidad”, sentenció.