El economista Jorge Garicoche, gerente de la Unidad de Economía de la consultora Mentu, presentó un análisis sobre la pérdida del poder adquisitivo del guaraní en los últimos siete años. Según sus cálculos, el billete de G. 100.000 que en 2017 permitía adquirir una determinada cantidad de bienes, hoy solo equivale a G. 71.788 en términos reales, lo que representa una pérdida del 28,2%.
“Así mismo, aunque el billete sigue teniendo el mismo color, sigue teniendo la misma cara de un santo y sigue teniendo los mismos números, el poder de compra ya no es exactamente el mismo”, afirmó Garicoche. El economista ilustró el fenómeno con un ejemplo cotidiano: “Supongamos que cada manzana en el 2017 costaba 10.000 guaraníes. Yo podía comprar 10 manzanas con esos 100.000 guaraníes en ese año, y hoy puedo comprar básicamente 7 manzanas”.
Garicoche explicó que esta pérdida de valor se denomina “pérdida de poder adquisitivo en términos reales” y que afecta directamente a la capacidad de consumo de los hogares. “Más allá de que el billete sigue siendo del mismo color, con la misma cara y con los mismos números, ya no puedo comprar exactamente los mismos productos”, sostuvo.
El economista también analizó la evolución del salario mínimo en relación con la inflación. “La variación del salario promedio de los paraguayos fue también la misma proporción de pérdida del poder adquisitivo”, indicó. Garicoche atribuyó esta situación a la normativa de ajuste del salario mínimo por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), implementada entre 2015 y 2016. “Básicamente fue acompañando”, dijo, aunque advirtió que no todos los trabajadores acceden a ese salario mínimo ni logran compensar la pérdida.
Destacó que el Banco Central del Paraguay cumplió su función en términos de estabilidad monetaria, pero señaló que el problema más grave se encuentra en el precio de los alimentos. “El elemento que más creció en cuanto a variación de precios en este periodo de tiempo en particular es el de alimentos”, afirmó. Según sus datos, mientras la inflación general fue del 30%, la inflación en alimentos alcanzó el 50%.
El economista explicó que, aunque el Banco Central estima que los paraguayos destinan en promedio el 30% de sus ingresos a alimentos, muchos ciudadanos superan ese porcentaje. “Muchos paraguayos destinan 40, 50 o 60% de sus ingresos a comer, a adquirir alimentos, a adquirir necesidades del día a día”, señaló. Para esos sectores, la pérdida de poder adquisitivo fue aún más severa.
Propuso incluir al Ministerio de Agricultura en la discusión sobre inflación, especialmente en lo que respecta a la estabilización de precios de alimentos. “El Banco Central está haciendo su función con la inflación, ¿qué podemos hacer en relación a estabilizar el precio de los alimentos de acá al futuro?”, planteó.
Garicoche concluyó que, si bien Paraguay mantiene una inflación relativamente predecible, es necesario implementar políticas públicas que protejan el ingreso real de los ciudadanos.