Una niña de tres años fue intervenida quirúrgicamente en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente Prof. Dr. Juan Max Boettner, luego de aspirar un silbato durante un festejo de cumpleaños en Santa Rosa del Aguaray, Departamento de San Pedro. El neumólogo Carlos Morínigo lideró el procedimiento y explicó que el objeto fue extraído mediante broncoscopía rígida, una técnica que permite acceder directamente a los bronquios bajo anestesia general.
“Estaban en un cumpleaños, explotó la piñata, caen todos los objetos y ella toma una trompetita”, relató Morínigo. El especialista indicó que la niña introdujo el silbato en la boca y, en un esfuerzo de inhalación y exhalación, lo aspiró. “Ahí la madre rápidamente la llevó a un centro privado”, agregó. Al día siguiente, la menor se levantó sin síntomas graves, pero comenzó a emitir el sonido del silbato al correr. “Comenzó a escuchar el sonido del pito”, explicó.
El equipo médico utilizó un broncoscopio rígido para realizar la extracción. “Es un tubo rígido que lo introducimos a través de la boca, directo a la laringe, a la tráquea y luego a los bronquios”, detalló Morínigo. El procedimiento se realizó bajo anestesia general y con respiración asistida. “Ayer a la mañana, al mediodía ya almorzó, y a la tarde ya se fue a su casa”, confirmó.
Morínigo advirtió que este tipo de incidentes ocurre con frecuencia en niños de entre dos y cinco años. “Hay mucha frecuencia, sobre todo en esta edad, donde meten todas las cosas en la boca y corren”, señaló. El especialista explicó que los juguetes actuales tienen piezas más pequeñas, lo que aumenta el riesgo de aspiración. “Existen casos de niños que obstruyen totalmente la vía respiratoria y fallecen por eso”, alertó.
En lo que va del año, el Instituto atendió aproximadamente quince casos de extracción de cuerpos extraños en niños. “Los adultos también tienen casos, como carpinteros y albañiles que aspiran clavos”, mencionó. Morínigo indicó que en zonas rurales los objetos más comunes son semillas de maní, maíz, poroto y frutas cítricas como naranja y mandarina. “Los niños del interior tienen mayor complicaciones, porque el diagnóstico es tardío y los objetos biológicos causan mayor inflamación”, explicó.
En zonas urbanas, los objetos más frecuentes son aretes, tapas de bolígrafo y piezas de juguetes. Morínigo señaló que los casos pediátricos requieren atención urgente y especializada.
El neumólogo también recordó algunas de sus intervenciones más complejas. “Tuve un caso de un trabajador de un silo que cayó en soja, y le extraje cincuenta y siete granos del pulmón en terapia intensiva”, relató. En el ámbito pediátrico, mencionó dos casos que lo marcaron: “Un niño de diez años que expiró un resorte hacía cinco años, y el resorte se quedó formando parte de la pared. Literalmente, tuve que desenroscar de los bronquios ese resorte”, dijo. También recordó a una niña de seis meses del Guairá que aspiró espinas de caldo de tare’yi. “Fue a parar cinco vértebras con las espinas atascadas en la laringe”, comentó.
