El Papa Francisco falleció el 21 de abril de 2025 a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Su muerte marca el fin de un pontificado que transformó la Iglesia Católica con un enfoque centrado en la misericordia, la cercanía con los fieles y la lucha por los más vulnerables.
Tissera destacó que Francisco promovió una misión clara: anunciar la alegría del Evangelio. “Esto fue esa carta apostólica que fue la primera que nos ha dado a todos los católicos, a todos los hombres, la alegría del Evangelio”, afirmó.
Según el obispo, el pontífice llevó en su vida la sencillez de San Francisco de Asís y se comprometió con los más débiles y pobres, sembrando la fuerza transformadora del Evangelio en todos los niveles. “Nos quedan esas palabras de los jóvenes en Ligua, la última jornada mundial de los jóvenes, que dice vayan a todos”, recordó.
Más allá de su papel como Papa, Tissera describió a Bergoglio como un hombre íntegro y misericordioso. “Un hombre sin doblez. O sea, era así como lo veíamos. El nombre de una sola pieza y un corazón misericordioso”, expresó.
El obispo resaltó que quienes tuvieron la oportunidad de hablar con él en privado lo encontraron como un padre cercano y compasivo. “Y así lo ha mostrado también en tantos gestos, Yendo al encuentro de aquellos que estaban descartados, olvidados, maltratados, enjuiciados”, agregó.
Francisco también trabajó para acercar la Iglesia al mundo moderno, siguiendo el sueño del Papa Juan XXIII cuando convocó al Concilio Vaticano II. “Reformar la Iglesia, o sea, ponerla a tono con el mundo que nos toca evangelizar”, explicó Tissera. Su visión pastoral se centró en la inclusión, la justicia social y la promoción de la paz, valores que marcaron su pontificado.