La situación entre Estados Unidos y Venezuela ha alcanzado un punto de confrontación marcado. El analista internacional Jorge Codas Thompson advierte sobre un creciente despliegue militar estadounidense en la zona y la consolidación del llamado “Cartel de los Soles” como una de las mayores organizaciones de narcotráfico a nivel mundial.
La confrontación con Estados Unidos se intensificó desde la llegada de Hugo Chávez al poder y, particularmente, tras la radicalización de su gobierno y el giro hacia un sistema más socialista después del intento de golpe de Estado.
En ese contexto, comenzaron a surgir acusaciones sobre la participación de elementos del gobierno venezolano, incluyendo sus fuerzas armadas, en el tráfico de cocaína colombiana con destino a Europa y Estados Unidos.
Según el analista, la DEA y el FBI han advertido que el “Cartel de los Soles” ha superado en escala a carteles históricos como el de Medellín o Cali.
Se estima que mueven anualmente unas 250 toneladas de cocaína, lo que representa entre el 40% y el 50% de toda la droga que se trafica en el mundo, una cifra tres veces superior al volumen manejado por Pablo Escobar en su apogeo.
Líderes como Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Padrino López han sido señalados directamente por su presunta vinculación con esta red.
La preocupación de Codas Thompson se agudiza por el importante despliegue naval que Estados Unidos está realizando en la zona. No se trata solo de guardacostas, sino de buques de combate como destructores, fragatas y buques anfibios.
Este movimiento es “singular”, califica Codas, y contrasta con la habitual presencia de solo dos buques de la Segunda Flota norteamericana en el Atlántico occidental. Este despliegue tan costoso y logísticamente complejo difícilmente se justificaría para capturar pequeños submarinos de drogas.
La gran interrogante es si esto es una “guerra psicológica” para presionar a Maduro y a sus colaboradores a negociar su salida o si es el preámbulo de una operación militar.
Por otra parte, Codas Thompson también aborda el memorándum de entendimiento entre Paraguay y Estados Unidos en materia migratoria. Este acuerdo se enmarca en la necesidad de EE. UU. de descomprimir su sistema migratorio, que tiene más de un millón de solicitudes de asilo pendientes.
El analista destaca dos puntos clave. No hay obligación de los solicitantes de asilo de venir a Paraguay y nuestro país no tiene obligación de aceptar las solicitudes para estudiarlas. Es más la legislación paraguaya permite el rechazo automático si el solicitante tiene antecedentes penales.
Sin embargo, surgen dudas importantes sobre quién asumirá los costos de pasajes, estadía e inserción social y laboral de estas personas, y si Paraguay tiene la capacidad de brindar servicios de salud y educación dignos, dado que ya enfrenta dificultades para su propia población.
Si el beneficio es principalmente para Estados Unidos, el analista sugiere que ellos deberían financiar el proceso.
