Estas condiciones provocaron, según su relato, una cadena de negligencias que derivó en el fallecimiento de su única hija. “Mi hija nunca se internó antes. Yo la cuidé desde bebé, le llevaba al neumólogo. Siempre estuve pendiente porque me costó parirle vida, soy diabética, ella vino contra todo pronóstico”, relató Duarte. La joven madre explicó que el viernes llevó a Mía al hospital por una molestia en la garganta, pero recibió una atención superficial.
“Ni siquiera la revisaron bien. Me dieron medicamento y me mandaron a mi casa. Me dijeron que vuelva si empeoraba. Y yo volví, pero ya era tarde”, recordó.
Esmeralda relató que el sábado, al mediodía, su hija comenzó a descomponerse rápidamente. Al llevarla nuevamente al hospital, los médicos realizaron una nebulización cuyo contenido nunca le explicaron, y, tras el procedimiento, Mía empeoró súbitamente.
“Ella salió peor. Estaba inconsciente. Me escupía sangre, me pedía upa. Y ahí recién empezaron a hacerle placa y a colocarle medicamentos por vías, pero todo a destiempo”, sostuvo. Según explicó, la niña debía ser derivada al Hospital Pediátrico Acosta Ñu, que sí cuenta con terapia intensiva pediátrica, pero el traslado se postergó hasta que su estado ya fue irreversible.
“La doctora que yo agradezco llegó muy tarde. Mi hija ya estaba grave. Me dijeron que no había terapia, otros que sí, pero nunca me dieron datos claros. Lo que sé es que no la recibieron a tiempo”, lamentó.
Insistió en que el protocolo del hospital fue débil, contradictorio y mal ejecutado, y que la reacción institucional fue lenta e inconexa. “Yo escuché que el director dijo que primero le hicieron placa y luego nebulización. Eso no fue así, nos mandaron directo a nebulizar”, denunció.
La joven comparó la pérdida de su hija con la muerte de su padre, también bajo circunstancias que consideró inaceptables. “Yo perdí a mi papá así, y hoy pierdo a mi hija. A mi única hija. Es una forma muy precaria de matar a nuestros familiares”, expresó con indignación.
Dijo que la administración del hospital no le brindó ninguna documentación ni explicación formal, y que hasta ahora desconoce los motivos por los cuales Mía no ingresó a terapia intensiva, ni los nombres de quienes rechazaron el ingreso.
“No me quieren dar los datos. Pero sé que fue negligencia, desorganización. Yo hice todo lo posible por salvarle, pero fue tarde. Y eso es lo que más me duele”, cerró.